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martes, 31 de julio de 2018

Nueva Uniformidad 2


La segunda entrega de la uniformidad es como de una mala secuela de una película de bajo presupuesto, de esas que graban en los salones de casa con maquetas de cartón y efectos de luces de linterna. 

No somos el típico crítico duro que vapulea al director indiferentemente de su trabajo, nuestra apreciación está basada en hechos tangibles y demostrables. 

En la primera entrega, aquella en que la dirección cargaba contra la empresa suministradora, los trabajadores que no tenían la uniformidad completa rellenaron una hoja con aquello que le faltaba y su talla (talla que comprobaron en algunas ocasiones probándose el uniforme de otros compañeros dado que no existía un muestrario de tallas). Pues bien en la segunda entrega, con todos esos datos, vuelve a pasar lo mismo que la primera vez, no están todas las prendas, no coinciden las tallas, etc.

Eso si esta vez la dirección ha estado presente en esta entrega, bueno presente sólo en las oficinas centrales en el resto por teléfono preguntando al mando de turno,  tomado nota de las impresiones de la plantilla sobre esta segunda entrega. Esperamos que la encuesta no tenga un resultado óptimo o positivo en relación a como se ha efectuado la entrega de la nueva uniformidad.

No puede ser positivo el resultado cuando no está entregada la totalidad de la uniformidad, cuando a los trabajadores les esta costado dinero ir a recoger la nueva uniformidad, cuando los trabajadores tienen que desplazarse por segunda vez y fuera de su jornada para recoger una caja incompleta, cuando aun teniendo la uniformidad no coincide con la talla indicada, y podíamos seguir con más ejemplos uno por cada trabajador/a que no tiene todavía su uniformidad. Y cuanto es el coste de toda esta chapuza, una cantidad importante por día contemplando que cada día que hay que desplazarse, contando el tiempo invertido, el combustible, los kilómetros y los peajes de las autopistas.

Cuando se comunicó la primera entrega de la nueva uniformidad y el método a utilizar solicitamos por escrito que se compensara a la plantilla los gastos ocasionados, no somos los trabajadores los que hemos decidido cambiar de uniforme. Y volvemos a solicitar esta compensación por cada día que el trabajador/a ha tenido que desplazarse para recoger su uniformidad.

Habrá una tercera entrega y puede que hasta una cuarta o más,  y en el peor de los casos algún trabajador/a estará días sin la totalidad de la nueva uniformidad. Con estas perspectivas no cabe duda que entraremos en una fase de dimes y diretes entre la dirección y la empresa suministradora de la nueva uniformidad, para ver quién tiene la culpa si la dirección o la empresa suministradora, mientras tanto los que seguimos padeciendo las consecuencias y sufragando gastos somos los trabajadores.

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